martes, 24 de marzo de 2009

¿DÓNDE ESTÁ OESTERHELD?

A propósito del 33 aniversario del nefasto golpe militar cívico -porque indudablemente tuvo complicidad cívica- del 24 de marzo de 1976, los dibujantes argentinos reclamamos, además de todo lo que reclama cualquier argentino bien nacido, por la desaparición de Héctor Germán Oesterheld, quizá el más grande de los guionistas de historietas de todos los tiempos.
Fueron innumerables las aventuras vividas por medio de su inagotabe imaginación. Su original punto de vista manifestado en sus narraciones, dio un giro para siempre a la historieta mundial. Sólo por mencionar algunos ejemplos, por primera vez los indios dejaron de ser los malos, en SARGENTO KIRK, y las invasiones extraterrestres se desarrollaron en nuestro suelo, en medio de nuestras ciudades, nuestras calles y nuestras costumbres, en EL ETERNAUTA.
Oesterheld, víctima de la dictadura, pasó a la clandestinidad, desde donde finalizó el guión, y el 27 de abril de 1977 fue secuestrado por las fuerzas armadas en La Plata, junto con sus cuatro hijas: Diana (24), Beatriz (19), Estela (25) y Marina (18).
Nunca más volvió a ser visto, y se convirtió en uno de los 30.000 desparecidos por el llamado Proceso de Reorganización Nacional.
También desaparecieron sus yernos y nietos. Suele asegurarse que su "desaparición" se debió al malestar que producía a la dictadura su biografía del Che Guevara, al alto compromiso político de la última parte de El Eternauta, a su militancia en Montoneros o a una combinación de todos estos motivos, pero las causas reales se desconocen, ya que el proceso no celebraba juicios ni guardaba registros de tales operaciones. De su paso por centros clandestinos de detención como el llamado "Sheraton" entre noviembre de 1977 y enero de 1978 quedan testimonios como los de algunos compañeros:
Eduardo Arias dice "Su estado era terrible. Permanecimos juntos mucho tiempo. [...] Uno de los recuerdos más inolvidables que conservo de Héctor se refiere a la Nochebuena del '77. Los guardianes nos dieron permiso para sacarnos las capuchas y para fumar un cigarrillo. Y nos permitieron hablar entre nosotros cinco minutos. Entonces Héctor dijo que por ser el más viejo de todos los presos, quería saludar uno por uno a todos los presos que estábamos allí. Nunca olvidaré aquel último apretón de manos. Héctor Oesterheld tenía sesenta años cuando sucedieron estos hechos. Su estado físico era muy, muy penoso".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy debemos hacer vivir a todos los que fueron callados del modo mas cruel, nosotros de pie en esta lucha por los que escriben, por los que hacen, por los que reflexionan, como Enrique Angel Angelelli, asesinado el 4 de agosto del 76, la Memoria no se mata. Debemos y tenemos que refrescarla.

Anónimo dijo...

¡Impactante el cuadro y el texto del recordatorio!
Un abrazo .

guflo dijo...

Gracias por el apoyo y los comentarios. Un abrazo